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¿Cómo afecta la dieta extremeña a nuestra salud? Claves para comer mejor sin renunciar al sabor local.
Extremadura es una de las comunidades autónomas que presenta mayores índices de sobrepeso y obesidad, incluso entre los más jóvenes. Uno de los factores más importantes a tener en cuenta es el de la alimentación; ¿qué estamos haciendo mal? O, mucho mejor, ¿qué podemos hacer bien con nuestros productos de tan buena calidad?
Carnes y embutidos: consumo moderado
En primer lugar, el alto consumo de embutidos y carnes rojas, ricas en grasas saturadas, contribuye al incremento de peso y de riesgo cardiovascular. “Del cerdo, hasta los andares” es algo que conocemos bien en nuestra comunidad, aunque sí que es importante diferenciar cuando hablamos de carne ibérica, más rica en grasas monoinsaturadas o “saludables”. Así, aunque se aconseja un menor consumo de embutidos y carnes rojas, sí que debemos de optar por la ibérica cuando lo hagamos, e intentar que la ingesta de ambos productos sea menor de 500 gramos semanales, ya que también se asocia a mayor riesgo de cánceres colorrectales.
Pescado y huevo como proteínas saludables
Pese a que nuestra tierra no es marítima, resulta conveniente recordar que en dietas omnívoras se recomienda que el consumo de pescado sea algo mayor que el de carne y tengamos presente la ingesta de pescados azules de pequeño tamaño para aprovechar las grasas saludables y vitamina D que contienen evitando los metales pesados que podemos encontrar en los de mayor tamaño.
Sin duda, la proteína más completa la obtenemos del huevo, alimento denostado durante tanto tiempo por creer que aumentaba las cifras de colesterol, pero que afortunadamente ya sabemos que podemos consumirlo diariamente en todos los grupos de edad.
Grasas buenas: aceite de oliva y frutos secos
Hablando de grasas no debemos olvidar al apreciado oro líquido. Y es que, aunque el aceite de oliva virgen extra es rico en grasas monoinsaturadas, saludables para nuestro corazón, se trata de un alimento calórico y su ingesta excesiva eleva el valor energético del plato. Algo similar ocurre con los frutos secos, cuyo consumo debe ser moderado y optando por frutos secos crudos sin sal.
Cereales integrales y legumbres
“Las penas con pan son menos”, dice el refranero, pero lo que no nos cuentan es que el exceso de harinas refinadas afecta negativamente a la salud. No se trata de no tomarlo, si no de disminuir su cantidad y optar por panes elaborados con harinas 100% integrales y bajos en sal. La fibra, además de regular el tránsito intestinal, disminuye las cifras de colesterol, regula la glucemia y es más saciante, mejorando así la salud digestiva, endocrinometabólica y el control del peso. Por ello, lo ideal es consumir otros cereales (arroz o pasta, por ejemplo), también integrales.
¿Y dónde dejamos a las legumbres? Éstas conforman un grupo muy interesante en la alimentación, ya que son fuente importante de proteína así como de fibra, vitaminas y minerales. Así, su consumo se aconseja que sea al menos de 3-4 veces por semana. Como comentábamos al inicio, en Extremadura su ingesta siempre ha sido alta pero en platos elaborados con embutidos y carnes rojas, impidiendo así sacarle el máximo partido en lo que a salud se refiere. Elaboradas con vegetales, tanto en guisos como en ensaladas, siendo plato principal o guarnición, son un buen comodín y una pieza clave en nuestra salud. Y es que los vegetales deberían suponer al menos el 50% de nuestra alimentación, verduras y hortalizas siempre presentes en la mesa, ya que si hablamos de alimentos imprescindibles, estos se llevan el puesto número uno. Además, contamos con una tierra que nos brinda gran variedad de vegetales, siempre optando por aquellos de temporada para aprovechar sus mejores propiedades nutricionales y organolépticas.
Frutas, verduras y lácteos
Ocurre lo mismo con las frutas, su consumo es saludable en cualquier momento del día, lejos de tantos mitos que las rodean, contribuyendo al aporte de fibra, vitaminas y minerales principalmente.
No podemos olvidar el grupo de los lácteos, amado por unos y odiado por otros, que sin ser imprescindible en la alimentación sí que aporta nutrientes clave como el calcio, proteínas, vitamina D, vitamina B12, entre otros, siempre que optemos por variedades sin azúcares añadidos.
Como vemos, contamos con una tierra muy rica y variada en alimentos pero en ocasiones, ya sea por tradición o modas, no los consumimos en la cantidad y/o de la manera más saludable. Igualmente, el ritmo de vida actual nos hace ser más sedentarios, lo cual afecta negativamente a nuestra salud física y mental.

Mónica Pérez García
Dietista-nutricionista con consulta privada desde 2012, destacando experiencia en nutrición clínica y pérdida de peso.
Inmersa en proyectos de divulgación, impartición de charlas y educación para la salud.
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